En algún rincón de la ciudad
cuando saliste de tu casa la puerta
dió la primera nota de la Barcarola de Chopin
la basura de la ciudad te acompaña y con tu pelo
Wellapone como director, continúa los compases
una interpretación algo intempestuosa, que se ve
ocasionalmente interrumpida por un bocinazo
como aplauso mal acompasado.
El stress me acompaña, disonante
asonante, atronador, Liszt y su sonata
en si menor, tomando aire, para estallar
de la presión de los dientes
sobre los mismos dientes
sobre la mandíbula, sobre el cuello
La punta de los dedos retorcidos sobre si mismos
el marfil de mis dientes atronando la sonata
a contrapunto de la melodía que te rodea
yo llevo adentro mi tormenta, seca
dura y raída, gastada de repetir, el mismo
el mismo, mismo stress, el mismo miedo.
La punta de tus dedos retorcidos sobre si mismos
el rojo de tu boca, húmedo en un grito
a contrapunto de mi tormenta
tu melodía deja paso a un silencio sudado
blando y laxo, eterno mientras se hace silencio
acorde a tu estado, el mismo miedo
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