Cuando espío en la cajonera
con la excusa de buscar
algo que está perdido
me saluda impune.
Esa cajonera guarda un vacío
dividido en dos cajones,
una carta y algún papel
que saluda impune
de noche, sale por la casa
a rodar, la cajonera
industrial, armada en casa
rueda, siempre impune.
A veces pienso en acomodar
como antes, más desprolijo
y que la ropa, sea okupa
de ese cajón impune